viernes, 8 de agosto de 2008

¿Cómo puedo ahorrarme media hora de calentamiento en el gimnasio al que voy?

Llega un momento en la vida de todo hombre en el que uno se pregunta, ¿cómo puedo ahorrarme media hora de calentamiento en el gimnasio al que voy? (de ahí el título) y ese día me llegó a mí el otro día, y cuando esto ocurre, hay que responder a esa pregunta cueste lo que cueste. Sí, pensareis que este acontecimiento es de lo más cotidiano hoy en día y que no puede haber nada extraordinario en la resolución a este asunto; pero me veo obligado a deciros como respondí yo a esa pregunta ya que, si no lo hago, no lo haría y no habría hecho nada y no os traumatizaríais y viviríais más años y más felices haciendo que así la mortalidad descendiera a un récord mundial en la historia de las estadísticas; por eso estoy obligado a deciros cómo la respondí con el mayor lujo de detalles posible. Transcurría el año quiquitidos y yo era un joven esbelto con melena y recién salido de la facultad con un futuro asegurado; vivía con mi novia, era una coco llamada ``Zicoco´´, la más hermosa de las cocos que existen en la faz de la tierra; lo dicho, era un joven con una vida por delante asegurada y un feliz sueño que cumpliría costase lo que costase, ese sueño era el de estar siempre con mi Zicoquito. La vida me sonreía hasta que me dio por preguntarme ¿Cómo puedo ahorrarme media hora de calentamiento en el gimnasio al que voy? (de ahí el título) y esa pregunta me cambió la vida. Intenté dejar de pensar en ella, lo juro, pero había crecido tanto y tan rápido que ya formaba parte de mí y no se iría hasta que no fuera respondida. No comía, no dormía, no respiraba por pensar un segundo más en esa pregunta. Un día pensé que podíamos convivir juntos, como dos buenos amigos, aunque fuéramos uno solo, y así podría llevar una vida normal de nene gande; así que se lo propuse y ella aceptó. Pero una ``persona´´ como soy yo y una pregunta como es ella nunca podrían convivir y llegar a tener un final feliz si no donábamos una cierta cantidad monstruosa de dinero a la iglesia, cosa de la que pasé totalmente, pero aún así asumí el riesgo y, mi pregunta y yo, decidimos intentarlo al menos. Creímos que no funcionaría, pero funcionó; llegamos a ser ultramigos, lo hacíamos todo juntos, siempre estábamos jugando y lo mejor de todo era que nos gustaban las mismas cosas, así que, lo compartíamos todo. La vida me sonreía salvo por que mi gran amistad con la pregunta había llegado tan lejos que me apartaba de mi vida con mi Zicoco, y yo no quería una vida sin mi Zicoco, de echo, mi coco me dio un ultimátum diciéndome:- Últimamente pasas mucho tiempo con esa pregunta tuya, tanto tiempo que ya no sé a quien de nosotras dos quieres más, ni siquiera sé si me sigues queriendo y la única forma de saberlo es que elijas entre vivir con la pregunta o vivir con migo; como se que es una decisión difícil he hecho tus maletas para que te vayas de casa y así sufras más y tengas más cosas que pensar y así pierdas un tiempo muy valioso pensando en dónde vas a dormir o en qué vas a hacer en vez de preocuparte en quién quieres mas. Pos así me vi, solo con mi pregunta, viviendo en la calle y sin mi Zicoco; la única cosa que he llegado a querer más que a mi propia vida; y encima tenía que demostrarle mi amor lo antes posible y sabía muy bien que la única manera de hacerlo era respondiendo a mi pregunta, así ésta deaparecería y yo viviría felizmente con mi verdadero amor. Para complicar mas las cosas, tenía que mantener distraída mi pregunta mientras me deshacía de ella, y eso sólo sucedería si respondo muy rápidamente a la pregunta; pero como no sabía la respuesta me limitaba a una única respuesta, que una otra persona me respondiera a la susodicha pregunta. ¿Pero quién? Pues como todo el mundo sabe, la única persona que puede llegar a saber una cosa así es el ex-consejero de Pinochet, ya que ha conseguido mantener a su antiguo dueño con vida hasta que murió de viejo y no asesinado ni nada por el estilo. Tan pronto como pensé en él me llevé una alegría, pero más tarde me acordé de que sus servicios costaban un millón de euros, y yo no llevaba encima un millón de euros; sólo tenía lo justo para comprar un billete de avión a Asia. Pero yo no quería ir a Asia... ¿O sí? JUAjeJUA.
Yo no quería ir, pero es que tenía el dinero justo para ir, así que fui. No sé dónde paré, ni importa, el caso es que durante el vuelo había ideado un plan mientras la pregunta dormía; porque se marea en los viajes y en los sitios altos; y ahora que ya hemos llegado es la hora de poner el plan en práctica, pero lo realizaré con disimulo y como si no estubiera planeado, el truco está en hacer cosas de la vida cotidiana, así no llamas la atención de nadie y mucho menos de la pregunta. El caso es que, no sé por qué, pero no tenía tiempo que perder así que fui directamente al grano y ``adopté´´ pidiendo prestado al señor de no existe a unos cuantos (miles) de ``huerfanitos´´ a los que eduqué y cuidé como si fueran mis esclavos y así obtuve un gran ejército de huerfanitos... Ya hartos de hacer turismo y de hacer desaparecer a toda una población porque ésta se ha quedado sin niños, y los niños son el futuro, decidimos volver a casa antes de que la ONU nos hiciera devolver a los ``huerfanitos´´ a sus padres. Pero a cualquiera que se encontrara en mi situación o en la de mi pregunta se le plantearía un serio problema que es; si no tengo nada de dinero y estoy en un sitio que no se cual es de Asia, ¿cómo voy a volver a casa si además tengo que llevar con migo a un ejército de ``huerfanitos´´ bastante grande, por lo que no puedo esconderlos ni ignorarlos? A cualquiera menos a mi, que ya había pensado en un plan hacía años por si alguna vez, nunca se sabía, me encontraba en esta situación. Me acerqué a los míos ``huerfanitos´´ y les dije: -Estoooo... os lo voy a decir directamente y así me ahorro las finezas; no tengo dinero y eso supone un problema para conseguir un vehículo para llegar a mi casa de España, pero no os alarméis que he ideado un método de llegar y encima no contaminamos nada... Les propuse la idea y la cumplimos al pie de la letra, al principio se mostraron un poco reacios a acceder a cumplirla pero finalmente; con un poco de medicina inquisitoria; cedieron sin pegas a cumplirla, la idea era que cada huerfanito me llevara montado a caballito en cada uno de los países por los que pasásemos mientras el resto descansaba caminando; un huerfanito distinto por país así el que ya me ha llevado una vez descansa el resto de países. Se que la idea era un poco cruel para mis ``huerfanitos´´ así que fui buenos con ellos y no les hice cruzar inútilmente todos los países que había desde allí hasta España, pero si unos pocos más como Rusia o China o el Tíbet o Canadá...; bueno en realidad termino antes si digo los países por los que les libré de pasar; por los que no pasamos fueron: Luxemburgo, San Marino y Andorra. Pero si que pasamos por el Vaticano, de hecho allí continúa mi historia, paramos en el Vaticano porque llevaba todo el viaje sin evacuar ningún tipo de orina, excrementos o heces (lo dejo a gusto del consumidor) y los huerfanitos que me habían llevado últimamente se quejaban de los escapes de gas cada vez más frecuentes; de hecho alguno de éstos fue capaz de arriesgar su propia vida al atribuirme a mí la culpa de que ellos olieran mal; así que para alegrarles decidí hacer la primera (y única) parada del viaje para hacer de vientre un poco y elegí parar en el Vaticano precisamente porque Vaticano termina en -ano y lo vi como una señal. También lo hice porque me daba morbo el poder utilizar el váter Papal, lugar donde las posaderas del Papa acuden cada día y varias veces. Entré y vi el baño más grande y bello del mundo, las paredes eran de diamante puro y tenían instalado un sistema de limpieza automático que no sólo limpiaba si no que también purificaba el ambiente con olor a zafiro, el suelo era de marfil y el techo te decía ``te quiero´´ en veinte idiomas distintos incluyendo el latín y el arameo; el lucho del baño me resultó algo chocante principalmente porque no sabía cómo el Papa podía permitirse esos lujos si, como según afirma, hace voto de pobreza; pero luego vi que su papel higiénico es de oro puro y que está lijado por los mayores maestros artesanos del mundo y se me fue ese tipo de preguntas ya que mi mente sólo podía centrarse en dos cosas, cagar y limpiarme con esa maravilla de papel; que luego descubrí que te sanaba de todo tipo de enfermedades venéreas por lo que era ideal para el Papa; y en cómo me podía ahorrar la media hora de calentamiento en mi gimnasio. Una vez haber cumplido lo primero me cogí una de las lecturas sagradas que tenía el Papa preparada en el baño para asuntos de larga labor y gran esfuerzo por simple curiosidad y con la esperanza de descubrir un texto que me rebelara los mayores secretos del mundo, de hecho era la lectura que estaba el Papa leyendo actualmente y que ya llevaba la mitad leída, vamos que era una revista porno llamada ``Las monjitas también sabe agacharse´´ abrí por las primeras páginas, pero al ver que todas las monjas eran mayores incluso que su santidad y que; esto se debía a que son monjas veteranas; todas tenían cara de perro rabioso que solo con la mirada ya parece que te vallan a comer en cualquier momento, me asusté pegando un brinco y la revista se calló al suelo de marfil del baño Santo; aún temblando del susto que me dio ver las imágenes de esas monjas agachadas me armé de valor y recogí la revista del suelo lo más rápidamente posible para volver a colocarla en su sitio y después corrí a lijarme las manos para eliminar las posibles pruebas que pueden quedar de haber tocado la revista más de una vez. Al terminar de lijarme las manos, miré al suelo en el lugar exacto donde anteriormente había estado la revista y encontré un papel tirado, seguramente se hubiera caído de la revista mientras la cogí para colocarla en su sitio, y leí lo que ponía; decía que el Papa era el único y verdadero de Anaquin Skywalker (y otros muchos, todos con alguna venérea) y que a la vez era el líder de un complot que tenía como único fin gobernar el mundo haciendo estallar la tercera guerra mundial en la que tenían la victoria asegurada y una vez ganase el Papa se proclamaría dictador del mundo entero y condenaría a toda la raza humana al sufrimiento eterno y sin motivo; además el papel estaba firmado por su Santidad el Papa que eso sí que me cabreó porque, vale, es lógico que el Papa tenga ese lujoso baño mientras hace voto de pobreza, pero lo que si que es imperdonable e incomprensible es que se pueda permitir comprar un bolígrafo para firmar ese papel. Furioso decidí ir a buscar al Papa, pero tuve la gran suerte de que mientras yo salía él iba a entrar, aproveché la ocasión para decirle un par de cosas bien dichas; una era que si iba a entrar en el baño que sería mejor que abriera la ventana y la otra era que había encontrado el papel en el que afirma que hará estallar la tercera guerra mundial y así se hará soberano del mundo entero y le amenacé con hacer públicas esas escrituras, que esos momentos estaban bajo mi poder, al no ser que me hiciera un favor él a mí. Finalmente cedió a hacerme el favor y le pedí que me comprara una cadena de hamburgueserías a mi nombre, y así lo hizo, abrió una hamburguesería en cada ciudad del mundo a mi nombre; le devolví el papel y salí orgulloso de ese maravilloso baño; además el techo me lanzó un piropo mientras cerraba la puerta. Tan pronto como atrapé a todos los huerfanitos que habían intentado huír, emprendí de nuevo el largo camino a casa; durante el cual no ocurrió nada digno de recordar; y una vez en mi casa distribuí a mis huerfanitos cada uno a una de mis hamburgueserías. Deduzco que a estas alturas mis queridos lectores ya se harán una idea de cual era mi plan, pero por si acaso no se la hacen se lo diré, mi idea era abrir una cadena de hamburgueserías que se extendiera por todo el mundo y así conseguir las ganancias necesarias para contratar al consejero de Pinochet, y para ello necesitaba: 1- Las hamburgueserías, que ya las tenía. 2- La mano de obra o como yo la llamo, ``huerfanitos´´, que también los tenía. 3- Algo que pase por carne y poder venderla, que era lo único que me faltaba. Pensé en qué cosa podía pasar por carne, que fuera barata su obtención y que abundara en el planeta; y entonces me vino a la mente que la cosa más parecida a la carne es la carne en sí y que ésta abundaba y era barata si se sabe dónde y cómo obtenerla. Pero como iba a ser para una cadena de hamburgueserías, la gente iba a extrañar el sabor de la carne normal ya que se han acostumbrado a acudir a los Burguer Kings o a los Mcdonald´s, por lo que tenía que obtener carne en mal estado o encontrarla en buen estado y estropearla después; así que decidí ir al zoológico llamado:``lugar donde se realizan experimentos que alteran biológicamente a los animales creando así un regusto horrible en la carne de éstos´´ Pero por lástima, eso sólo era su nombre y en el fondo era un zoológico normal y corriente, pero ya estaba allí y no me iba a ir al zoo de al lado donde sí que tenían animales cuya carne estaba en mal estado; por lo que me puse una moneda de un euro en la cara en la que aparecía la cara del rey (aunque me la puse del lado de la cruz) y hablé con el dueño del zoo que me confundió con su majestad el rey y, al pedirle que me diera a todos sus animales gratuitamente, éste se pensó que era una orden real y que el futuro de España dependía de que él cediera a darme lo que yo le pedía, y cedió a dármelo sin poner ninguna pega. Mientras llevaba a los animales a cada una de las hamburgueserías pasé por una serie de pantanos verdes que estaban al lado de centrales nucleares y así conseguí que la carne de estos animales fuera casi tan putrefacta como la que sirven en las hamburgueserías que me hacían competencia. Con esto ya hecho, abrí mi cadena de hamburgueserías, y sólo tuve que esperar un mes tumbado en mi sofá mientras veía a través de las cámaras de seguridad cómo mis huerfanitos trabajaban sin parar, día y noche y todos los días dejándose los riñones, expulsando bilis por la boca del esfuerzo inhumano que conlleva trabajar en una hamburguesería y trabajando incluso después de muertos, únicamente para mí y con la esperanza de cobrar a fin de mes. Después del primer duro mes de trabajo llegaron las ganancias de mi nuevo oficio y, como yo era el jefe, yo era el encargado de distribuir el dinero que ya sumaba un millón de euros con tres céntimos; justo lo que cuesta contratar al consejero de Pinochet, por lo que me lo quedé todo para mí y los invertí en contratarlo para que trabajase de por vida para mí. Una vez le tuve con migo le dije: -Busca la respuesta a la pregunta que me ha arruinado la vida y hazlo rápido ya que ésta empieza a sospechar que me quiero librar de ella. Pero me dijo que era imposible respondérmela si no le formulaba la pregunta en sí; tardé como una semana en asimilar lo que me había pedido (mientras lo asimilaba nos mantuvimos inmóviles mirándonos el uno al otro con cara de empanaos sin comer, dormir o hablar) pero cuando lo asimilé le formulé la pregunta. Él tardó otra semana en asimilarla y un mes entero pensando en la respuesta; pero al no obtener ninguna que mereciera la pena, me propuso que se lo preguntara al monitor de mi gimnasio ya que él debería saber lo que hacer. El caso es que no me enteré de lo que me dijo, ni yo le escuché ni él hizo el ademán de repetírmelo, así que asentí con la cabeza y salí a la calle; al no tener ni idea de que debía hacer, decidí poner en marcha el plan B, el plan que había ideado un par de días antes de que me fuera a Asia, el plan consistía en ir a mi gimnasio y hablar con uno de los monitores pidiéndole algún truco o algo para ahorrarme la media hora (ahora, no me preguntéis por qué lo he denominado plan B si lo ideé antes que el supuesto plan A). Pues nada, fui a mi gimnasio y le redacté a mi monitor la duda que tenía a la que me respondió que para ahorrármelo no tenía que hacer nada, simplemente conque fuera andando hasta el gimnasio, porque vivo relativamente lejos del gimnasio, bastaba como un mini-calentamiento que podía hacer que me ahorrara entre media hora y una hora. Al oír eso noté cómo mi pregunta se desvanecía, me sentía libre y muy sexy; de hecho el monitor me lanzó una miradita seductora antes de que me fuera; pero lo importante fue que yo ya era libre...
Esa misma tarde me dirigí a mi casa; que ahora era la de Zicoco; y allí me encontré con mi coco, le conté todo lo que había pasado simplemente para estar viviendo a solas con ella; ella reconoció el amor en mis ojos y me perdonó todo lo que la hice sufrir. En definitiva, vivimos como una familia feliz y llena de amor; una familia muy grande ya que acogimos a todos los huerfanitos con la condición de que fueran nuestros siervos; y comimos perdices...

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